La espondilitis anquilosante, o AS, es una enfermedad autoinmune. Es una forma de artritis que afecta principalmente a la columna vertebral, aunque otras articulaciones pueden estar involucradas. Provoca inflamación de las articulaciones de la columna vertebral (vértebras) que puede conducir a un dolor severo y crónico.
En casos más avanzados, esta inflamación puede conducir a la anquilosis – formación de hueso nuevo en la columna vertebral – causando que las secciones de la columna vertebral se fusionen en una posición fija e inmóvil.
La AS también puede causar inflamación, dolor y rigidez en otras áreas del cuerpo como los hombros, las caderas, las costillas, los talones y las pequeñas articulaciones de las manos y los pies. A veces, los ojos pueden tener alguna reacción (conocido como iritis o uveítis), y – rara vez – los pulmones y el corazón pueden verse afectados.
La característica distintiva de la espondilitis anquilosante es la participación de las articulaciones sacroilíacas (IS) durante la progresión de la enfermedad. Las articulaciones SI se encuentran en la base de la columna vertebral, donde la columna se une a la pelvis.
En la actualidad, no hay cura conocida para AS, pero hay tratamientos y medicamentos disponibles para reducir los síntomas y controlar el dolor. Des de la Psiconeuroinmunología o PNI, se puede ayudar a la persona a mejorar sus síntomas a través de una correcta alimentación, y revisando la función de los sistemas más relacionados con la enfermedad como son el sistema inmunitario, el intestino y el hígado. Una vez revisados estos sistemas, se utilizan las herramientas terapéuticas más óptimas posibles, y con los menos efectos secundarios para la persona.
Aunque la causa exacta de la AS es desconocida, sabemos que la genética juega un papel importante en la enfermedad, aunque no es determinante. La mayoría de las personas que tienen AS también tienen un gen que produce un «marcador genético», una proteína llamada HLA-B27. Este marcador se encuentra en más del 95 por ciento de las personas en la población caucásica con AS. Es importante señalar, sin embargo, que uno no tiene que ser HLA-B27 positivo para tener AS. Además, la mayoría de las personas con este marcador nunca desarrollan espondilitis anquilosante.
Los científicos sospechan que otros genes – junto con un factor ambiental desencadenante como una infección bacteriana, por ejemplo – son necesarios para activar AS en personas susceptibles. El HLA-B27 probablemente representa alrededor del 30 por ciento del riesgo general, pero hay muchos otros genes que trabajan juntamente con el HLA-B27. Los investigadores han identificado más de 60 genes que están asociados con AS y enfermedades relacionadas.
Una hipótesis clásica ha sido que el AS puede comenzar cuando las defensas de los intestinos se rompen y ciertas bacterias pasan al torrente sanguíneo, provocando cambios en la respuesta inmune.
Los factores de riesgo que predisponen a una persona a AS incluyen:
A diferencia de otras formas de artritis y enfermedades reumáticas, la aparición general de AS ocurre comúnmente en personas más jóvenes, entre las edades de 17 y 45. Sin embargo, también puede afectar a los niños y las personas mayores.
La gravedad de la AS varía mucho de persona a persona, y no todo el mundo experimentará las complicaciones más graves o la fusión espinal. Algunos pueden experimentar sólo dolor de espalda intermitente e incomodidad, mientras que otros pueden experimentar dolor severo y rigidez en múltiples áreas del cuerpo durante largos períodos de tiempo.
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